miércoles, 9 de mayo de 2012

Inexplicable

Todo había cambiado desde aquel fantástico beso con Alayna. Y quizá lo lógico era pensar que fué todo a mejor, pero no fue así...Ella se alejo rotundamente de mi. Parecía una gata, cada vez que me acercaba lanzaba sus zarpas contra mi. No entendia nada. Me frustré. Me sentí un idiota.
Por otro lado, decidí volver con Juliett y eso hice. Ella aceptó con la condición de no volver a mirar a más chicas, le dije que sí pero en realidad sabía que mientras Alayna existierá mis ojos siempre mirarían hacía ella.
Un día, tan simple como otro cualquiera, mi clase decidió irse a una heladería y hacernos todos un helado mientras charlabamos de los planes y esas cosas. La verdad es que no me apetecía mucho y pensaba quedar con Juliett pero entonces vino Alayna y me dijo:
-¿Vendrás verdad?-me sonrío y se fué.
Pero ¿que coño les pasa a las mujeres? Primero me besas, luego me ignoras y ahora me vuelves ha hablar. No entendía nada. Mi orgullo me decía de no ir, de que supiera quien era yo, pero mi corazón se derritió al ver esa preciosa sonrisa.
Finalmente fuí, con Juliett obviamente. Estaban todos, excepto ella. Vi a su amiga Alexandra y me resultó bastante raro que ella no estuviera. Finalmente vino, con una chica de clase llamada Sophie.
-¡Hola!-saludó alegremente. Luego se puso a hablar con Marie y con Sophie. Pero no miró a Alexandra.
Se sentó al lado de Marie y Sophie y se pidió una tarrina de helado. De vez en cuando me miraba y sonreía con total descaro. Juliett no parecía tan divertida. Sophie se despidió y como Juliett se había ido me senté a su lado.
-Hola gatita guapa-le dije en el oído
-Hola, pervertido!-me dijo en voz alta.
-Estás preciosa.-Iba a decirle que le ocurría pero Juliett entró.-¿Me acompañas fuera un momento, Alayna?
-Claro, ¿por qué no?-sonrío
-Ahora vuelvo Juliett, quedate con Alice. No tardo nada.
Caminabamos distantes y sin hablar hasta llegar a una fábrica abandonada. Ella entró sin decir nada. Sabía perfectamente que la iba a seguir y así hice. Corrí hasta ella, pero no estaba. De repente note unos brazos que me rodeaban y unos labios que me besaban...